Siempre que contemplo un cielo estrellado, que subo una montaña y observo desde las alturas o que me dejo flotar dentro del mar…me fundo en una enorme sensación de pequeñez y, al mismo tiempo, de inmensidad al sentirme parte de un mundo que se extiende más allá de lo humano, que no nos pertenece y que nos da lo mejor de la vida: crea momentos que se hacen eternidades.
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